Pablo Guerra* y Daniela Guerra**
El Acuerdo de Asociación Estratégica entre el MERCOSUR y la Unión Europea merece una lectura detenida en varias dimensiones. Seguramente la más amplificada por los medios y por los actores vinculados al mundo del trabajo, haya sido la estrictamente comercial y económica. Esta lectura hegemónica desde una mirada economicista, es, sin embargo, insuficiente. Un ejemplo de esta mirada parcial nos la ofrece Wikipedia. La popular enciclopedia, se refiere a este acuerdo como un “Acuerdo Comercial Mercosur – Unión Europea”. Y en la primera línea de desarrollo del tema afirma que se trata de un “acuerdo de libre comercio” y “una iniciativa de tratado de libre comercio” (Wikipedia, 2025).
Nótese que, si bien estos temas relacionados al comercio, las inversiones, reglas de origen, subsidios, compras estatales, etc. son fundamentales, por sí mismos no logran dar cuenta de otro conjunto importante de acuerdos de asociación. Lisa y llanamente, no estamos frente a un mero acuerdo comercial, sino de un acuerdo de “asociación estratégica”. Por supuesto, la asociación estratégica entre dos bloques tan relevantes supondrá acordar sobre estos asuntos, pero en el marco de una serie de principios y valores que le dan contexto. Es aquí donde asumen protagonismo otras dimensiones que dan sentido a los procesos de integración regional. En la Unión Europea, por ejemplo, el Tratado de Lisboa establece en su Art. 2 algunos de estos principios rectores respecto a sus vínculos internacionales:
“En sus relaciones con el resto del mundo, la Unión afirmará y promoverá sus valores e intereses y contribuirá a la protección de sus ciudadanos. Contribuirá a la paz, la seguridad, el desarrollo sostenible del planeta, la solidaridad y el respeto mutuo entre los pueblos, el comercio libre y justo, la erradicación de la pobreza y la protección de los derechos humanos, especialmente los derechos del niño, así como al estricto respeto y al desarrollo del Derecho internacional, en particular el respeto de los principios de la Carta de las Naciones Unidas.”
Para contribuir a este debate, la Facultad de Derecho de la Universidad de la República (Uruguay) con apoyo del Proyecto “BRIDGE Watch – Values and Democracy in the EU and Latin America” organizó el pasado 4 de setiembre, un Seminario titulado “Derechos Humanos como valores compartidos entre Mercosur y la Unión Europea”.
El seminario contó con la participación de Jan Dzieciolowski, Jefe de Misión Adjunto de la UE en Uruguay, quien afirmó que el respeto de los derechos humanos son guía de las acceiones y son promovidos por la Unión Europea, tanto interna como externamente. Destacó la cercanía con Uruguay como partner dadas las coincidencias en la protección de los derechos humanos, la lucha contra el cambio climático, la igualdad de género, transparencia y el fortalecimiento de la democracia. Además, calificó a Uruguay como un “socio privilegiado y confiable” y un “líder democrático de la región”, con el que la UE comparte desafíos comunes que también incluyen la lucha contra la desigualdad y la defensa del multilateralismo.
Respecto del Acuerdo UE-Mercosur, Dzieciolowski señalo que las cláusulas de derechos humanos son incluidas en este tipo de acuerdo como forma de impulsar “cooperación internacional basado en respecto a la dignidad humana, fortalecimiento de la democracia y consolidación del Estado de Derecho”. Considerando los acuerdos de partenariado que la UE firma con los países o bloques “existen cláusulas, inclusive, que podrían suspender su aplicación en el caso que estos valores llegasen a ser violados por alguna de las dos partes”, en coincidencia con nuestro planteo inicial.
Durante el debate final, los participantes identificaron el crecimiento de los discursos de odio y los populismos no solamente en América Latina sino que también en Europa, como uno de los principales desafíos actuales para los derechos humanos. En este contexto, se concluyó que el acuerdo UE-Mercosur no solo fortalecerá los lazos comerciales, sino que también ofrecerá un nuevo vigor político a nuestras regiones, creando canales para el intercambio de iniciativas legislativas y enviando un potente mensaje en defensa de los valores democráticos compartidos a nivel global.
El especial contexto geopolítico mundial en el que nos encontramos, con tanta incertidumbre y desafíos, creemos que debe impulsar las dimensiones políticas, culturales y sociales de países que compartimos valores como los derechos humanos, estado de derecho y democracias. Y sobre esa “mejorar las condiciones de vida de sus habitantes”, fin que ya se estableciera en el Tratado de Asunción del 26 de marzo de 1991.
*Pablo Guerra
Profesor Titular Instituto de Sociología Jurídica, Facultad de Derecho, Universidad de la República. Coordinador para Uruguay del Proyecto Bridge Watch (Jean Monnet Policy Debate).
**Daniela Guerra
Profesora Agregada. Coordinadora Grupo docente de Economía, Facultad de Derecho, Universidad de la República. Consultora del Proyecto Bridge Watch (Jean Monnet Policy Debate).