Observatory on European Studies _ Las nuevas reglas de exportación de la vacuna contra el Covid-19 de la Unión Europea y la cooperación internacional

2021-04-15

*Manuel Becerra Ramirez

**María Cristina Rilo

En un entorno mundial fuertemente influido por la necesidad de todos los Estados de asegurar el suministro de vacunas para sus poblaciones, la Unión Europea continúa ajustando estratégicamente su regulación de las exportaciones.

Al respecto, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, ha declarado:

 «A pesar de que los Estados miembros se enfrentan a la tercera ola de la pandemia y de que no todas las empresas están cumpliendo sus contratos, la Unión Europea es el único gran productor de la OCDE que sigue exportando vacunas a gran escala a decenas de países. Pero la puerta debe estar abierta en ambos sentidos. Esta es la razón por la que la Comisión Europea introducirá los principios de reciprocidad y proporcionalidad en el mecanismo de autorización existente de la UE. La Unión cuenta con una excelente cartera de vacunas diferentes y hemos asegurado un número de dosis más que suficientes para toda la población. Sin embargo, debemos garantizar un suministro rápido y suficiente de vacunas a los ciudadanos de la UE. Cada día cuenta.»

Esto para explicar el porqué del nuevo reglamento en el que hace obligatorio los parámetros de exportación de la vacuna. Con el cual los Estados miembros y la Comisión en caso de exportación de vacunas deberán de tomar en cuenta dos principios:

  • “Reciprocidad: si el país de destino restringe sus propias exportaciones de vacunas o de sus materias primas, ya sea por ley o por otros medios; y
  • “Proporcionalidad: si las condiciones imperantes en el país de destino son mejores o peores que las de la UE, en particular en lo que respecta a su situación epidemiológica, su tasa de vacunación y su acceso a las vacunas”.

La cooperación internacional ¿una utopía en momento de Pandemia?

A pesar de que el desarrollo exitoso- y en tiempo record- de las vacunas contra la COVID-19 ha sido posible gracias a la concurrencia de diversos actores; no deja de ser notable cómo la Pandemia ha puesto a prueba uno de los principales objetivos de los Estados organizados: la cooperación internacional.

Ya el año pasado, tanto el Secretario General, la Asamblea General y el mismo Consejo de Seguridad de la ONU, como la Organización Mundial de la Salud (OMS), expresaban su preocupación y, en armonía con la Carta de San Francisco- que tiene como uno de sus propósitos  el de solucionar problemas sociales, políticos y económicos a través de la cooperación internacional (artículo 1.3)-, establecían una premisa básica: ante una Pandemia solo la acción multilateral puede vencer.

Congruente con dicha idea, desde abril de 2020 la OMS puso en marcha el denominado Acelerador ACT; un programa que busca desarrollar herramientas para contrarrestar la Pandemia. El Acelerador ACT consta de varias líneas de trabajo: medios de diagnóstico, tratamientos, vacunas (cuyo pilar es el mecanismo COVAX) y conexión de los sistemas de salud.

Especial relevancia ha cobrado el mecanismo de cooperación internacional COVAX y con cierta razón pues su función va encaminada a facilitar el desarrollo de vacunas- lo que ciertamente se ha logrado- así como su fabricación en cantidades suficientes (sin descuidar su inocuidad) y su posterior distribución entre los Estados que accedan al mismo.

COVAX fue pensado como el medio idóneo para conseguir, a principios del 2021, dos mil millones de dosis; también se contarían entre sus objetivos el de organizar el acceso de los Estados a las vacunas, independientemente de su nivel de ingresos. Se trata de un mecanismo de distribución equitativa de la vacuna a nivel internacional. Sin embargo, dificultades relacionadas con la magnitud de seres humanos que conforman la población mundial y que necesitan de una vacuna, las medidas asumidas por los Estados- muchas de las cuales podrían inscribirse en el llamado nacionalismo de vacunas-, la cadena de producción de la vacuna y el carácter fragmentado de sus productores; han puesto en entredicho la eficacia, no sólo de COVAX, sino de la cooperación internacional, como respuesta a problemáticas de dimensión global.

El esparcimiento del virus continúa en expansión, avanza a una velocidad mayor que la vacunación por el mundo y ya se aproximan nuevas oleadas de casos en Sudamérica (la segunda ola), mientras que en Europa y el norte de América se habla de una tercera ola.

La mutación del virus y la carrera por acabar la Pandemia.

Una particularidad del Covid -19 es su susceptibilidad a la mutación. Ella pone en gran peligro el objetivo de aplacar la pandemia. Es sabido que el COVID, por sus características, posee la información genética en una molécula de ARN y mediante el proceso de duplicación dentro de las células infectadas del organismo hospedador, presenta una gran tasa de mutación, lo que implica cambios en su información genética y por lo tanto en sus estructuras proteicas de superficie, haciéndolo más infectivo y eficiente frente al sistema inmune del organismo infectado. Es por esto que se han identificado distintas variantes del virus en los últimos tiempos con características, se sospecha, más agresivas que las del virus original; tal sería el caso de la variante Inglesa B.1.1.7; o la Sudafricana B.1.35; o la Brasilera P.1; o Californiana B.1.43 (según la clasificación del SIG y los CDC de EEUU), entre otras que tal vez aún no han sido identificadas y/o clasificadas en el mundo entero.

La probabilidad de mutación está estrechamente ligada a la posibilidad que tiene el virus de reproducirse. Esta “lógica infernal” es la siguiente: cuantos más numerosos son los infectados, mayor reproducción del virus, mayor probabilidad de mutación y, por tanto, mayor posibilidad de reinfección en personas que ya han sufrido la enfermedad, pues esta logra escapar a la memoria inmunológica; disminuyendo también, ante nuevas cepas del virus, la efectividad de las vacunas vigentes.

Es muy claro entonces que la estrategia terapéutica debería centrarse en la inmunización masiva, en todo el mundo, para evitar contagios y por tanto la reproducción viral. La OMS, los especialistas del mundo y las grandes empresas farmacológicas lo saben. Sin embargo, nunca deja de sorprender como ante una amenaza sanitaria de tal magnitud, los intereses comerciales y el lucro de agentes privados se colocan por encima del sufrimiento humano.

En este poco optimista panorama- que plantea grandes retos para la cooperación internacional ante la expansión de la Pandemia, que significa una auténtica carrera contra el tiempo- la Unión Europea ha tomado una posición. 

La estrategia europea

Desde el 17 de junio, la Unión Europea armó una estrategia de vacunación contra el Covid-19. En principio, en una especie de “pago por adelantado”, la Comisión Europea se dispuso a financiar parte de los costes iniciales de los productores de vacunas a través de acuerdos de adquisición anticipada. Después, de acuerdo con esto, firmó acuerdos con varias empresas farmacéuticas: AstraZeneca, Sanofi-GSK, Janssen Pharmaceutica NV, BioNTech-Pfizer, CureVac y Moderna, con la finalidad de asegurar el acceso a 2 600 millones de dosis. Independientemente de mantenerse en negociación con otras empresas. El plan era asegurar el suministro de 1 600 millones de dosis. En 2020, y por la salida del Reino Unido de la Gran Bretaña, la población europea era de 448 millones de personas.

Actualmente, las expectativas de que COVAX fuera el encargado de centralizar la distribución de la vacuna han perdido fuerza. En este momento, en esta segunda semana del mes de abril, el programa COVAX, que también siguió la política de “pago por adelantado”, ha entregado casi 38.4 millones de vacunas a 102 países en 6 continentes. Por supuesto, eso no es suficiente para cubrir la demanda mundial. Se calcula que al menos 60 países, incluyendo los más pobres, se podrán quedar estancados en la aplicación de la vacuna, hasta junio. Esto se debe a la decisión de la India de dejar de exportar ciertos insumos (las ámpulas) elaboradas por el Instituto Serum, de donde salen la mayoría de las vacunas producidas por Aztra Zeneca que Covax tenía planeado distribuir.  

COVAX planea entregar en este primer semestre del año 330 millones de vacunas y alcanzar a final del año 2 mil millones de dosis. Lo cual está lejos de las necesidades de vacunación que exige la Pandemia si tomamos en cuenta que la población mundial es de 7,730 millones de personas.

Ahora bien, la decisión de la Unión Europea de establecer como requisitos para la exportación los principios de reciprocidad y proporcionalidad puede ser entendibles desde la lógica del comercio de un bien escaso como es la vacuna COVID-19; sin embargo, esta clase de medidas es contraria a la lógica que impone una Pandemia global que no respeta fronteras y que indudablemente requiere para su solución la inoculación global; pues, como se vio, se trata también de impedir que el virus mute. Lo más recomendable es, pues, la acción multilateral en mecanismo de cooperación internacional. El tiempo apremia.

 

*Manuel Becerra Ramirez

Investigador del Instituto de Investigaciones Juridicas de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

**María Cristina Rilo

Doctora en química biológica por la Universidad de Buenos Aires.