Elecciones europeas: Los desafíos de la Unión Europea en la próxima legislatura 2024-2029

Mario Torres Jarrín*

Entre el 6 y el 9 de junio de 2024 se celebrarán elecciones europeas, donde los ciudadanos de la Unión Europea (UE) elegirán a 720 eurodiputados, 15 más que en las elecciones anteriores del año 2019. El Parlamento Europeo es la única asamblea parlamentaria multinacional a nivel mundial elegida por sufragio directo y cuyos diputados representan y defiende los intereses de 450 millones de personas.

Los eurodiputados crean e implementan leyes que influyen en todos los aspectos de la vida de los ciudadanos de la UE. Pero también son los garantes de defender los valores de la UE como el respeto de los derechos humanos, la libertad, la democracia, la igualdad y el Estado de Derecho. En la actualidad, existen regiones en el mundo que violan muchos de estos valores y en otros se cuestiona su legitimidad, hecho que pone a la UE en una encrucijada en materia de sus relaciones exteriores frente a terceros. El sistema internacional se encuentra en una reconfiguración, existe una disputa por el liderazgo mundial, así como en los liderazgos a nivel regional, este nuevo contexto internacional lleva a los países a repensar sobre quienes son sus aliados, socios, socios estratégicos, competidores, rivales comerciales, rivales sistémicos y enemigos.

Entre los desafíos que tendrán que enfrentarse en la nueva legislatura se encuentran los internos y los externos. Entre los desafíos internos figuran la ampliación de la UE (9 candidatos), profundizar la unión monetaria y financiera, así como mejorar el mercado único frente a los desafíos de la era de la digitalización, resolver la creciente ola de partidos populistas y antieuropeos. Así como tratar de acercar más las instituciones europeas a los ciudadanos. Hay decisiones que muchos ciudadanos no entienden y la UE tiene que buscar solventar dichas dudas.

Entre los retos externos, sin lugar a duda, el primero es conseguir la paz entre Rusia y Ucrania, a la par que evitar que la guerra entre ambos países escale y se convierta en un conflicto mundial. Pero incluso, una vez alcanzada la paz, la UE tendrá que definir qué posición adoptará tras el fin de la guerra respecto a su relación con Rusia. Por otro lado, están los múltiples conflictos que se están desarrollando en Medio Oriente, porque, aunque la prensa internacional se focalice en el conflicto armado entre Israel y Hamas, o los constantes ataques entre Irán e Israel, lo cierto es que existen conflictos en Armenia, Azerbaiyán, Kurdistán, Siria, Irak, Líbano, Pakistán y Yemen. A todo esto, se suman las tensiones diplomáticas con China, que es considerada un rival sistémico. No menor son las tensiones con otras potencias emergentes como Turquía, India e Irán. Sin embargo, no son los únicos conflictos armados. Según el informe de marzo de 2023 del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos señala que una cuarta parte de la humanidad viven en lugares afectados por conflictos armados o en guerras, llegando a cifrar en 60 guerras activas a nivel mundial, así mismo destaca que existen 40 de los 193 países miembros de las Naciones Unidas que violan sistemáticamente el derecho internacional y los derechos humanos.

Las relaciones con el principal aliado, Estados Unidos, también se someterán a un examen, dependiendo si gana el partido republicano o el partido demócrata en las próximas elecciones de noviembre de 2024. Por lo pronto, las amenazas del candidato republicano, Donal Trump, de retirar el apoyo a los aliados de la OTAN que no cumplan con el 2% de su PBI en defensa, es una muestra de que la política exterior que hoy implementa la Administración del presidente Biden será distinta. Hay que recordar que en 2016 el presidente Trump suspendió las negociaciones comerciales entre los Estados Unidos y la Unión Europea, las contramedidas arancelarias establecidas en el marco del conflicto Airbus-Boing se añadieron los aranceles a importación de acero y aluminio de la UE; y aunque con la presidencia de Biden las relaciones parecían mejorar con el establecimiento de un Consejo de Comercio y Tecnología, mecanismo previsto para abordar una cooperación en asuntos tecnológicos y comerciales. La aprobación en 2022 de la ley Inflaction Reduction Act, volvió a tensar las relaciones con la UE. Es verdad que la invasión de Rusia a Ucrania del 24 de febrero de 2022 ha fortalecido los lazos transatlánticos, pero no cabe duda, que en ambos lados del Atlántico existen distintas visiones de cómo y cuándo resolver la guerra, al fin y al cabo, es en territorio europeo donde se está desarrollando la guerra, y son los ciudadanos europeos los que están viendo afectada su paz, seguridad, economía y en consecuencia su futuro como propia unión.

La Inflaction Reduction Act contenía inversiones por valor de 369.000 millones de dólares para la lucha contra el cambio climático y acelerar la transición ecológica, y de los cuales 270.000 millones eran incentivos fiscales, entre estos incentivos figuran las subvenciones para adquirir vehículos eléctricos; pero para obtener dichas subvenciones las baterías de los vehículos deben ser extraídas o procesadas en Estados Unidos o por un país con el que Estados Unidos tenga un acuerdo de libre comercio. Como la UE no tiene un acuerdo comercial con los Estados Unidos, se está negociando un Acuerdo sobre Minerales Críticos de manera que las marcas europeas puedan beneficiarse de las subvenciones antes mencionadas.

Las relaciones de la UE con la segunda gran potencia mundial y uno de sus dos principales socios comerciales, China, tampoco están siendo fáciles. La alianza de amistad declarada por China hacia Rusia hace difícil un acercamiento, más aún si ambas potencias declaran abiertamente que desean reconfigurar el actual orden mundial, y consideran que Occidente está enfermo espiritualmente, en declive político y económicamente hablando. La guerra comercial entre Estados Unidos y China tampoco favorece para crear un clima de distensión entre las partes, y este tipo de disputas afecta a las relaciones exteriores de la UE no solo con Estados Unidos y China, sino con el resto de los países que también jugarán al ajedrez dependiendo de las relaciones que más les interese. Más aún si se prevé que en 20 años la UE representará el 11% del PIB mundial, muy por detrás de China, que representará cerca del 22% y el 15% de los Estados Unidos, porcentaje similar obtendría India. Por tanto, el mundo que se avizora no parece contar con un liderazgo europeo. Es en este contexto internacional complejo y cambiante donde la UE tiene que decidir que rol quiere jugar, si ser un “actor global” o un “observador global”.

La nueva legislatura tendrá que poner a prueba la fortaleza de los cimientos de la integración europea, porque tendrá que defender su razón de ser: el mantenimiento de la paz. Por ello, ahora más que nunca se debe de recordar dos efemérides que los ciudadanos europeos deben de recordar antes de asistir a las elecciones en junio de 2024: el Tratado de Paris y la Declaración Schuman.

La primera efeméride para tener en cuenta es el 18 de abril de 1951, fecha en que se firmó el Tratado de París, el cual dio origen a la Comunidad Europea del Carbón y del Acero (CECA) organización que representó el inicio de la integración de los países europeos y sentó las bases de lo que hoy conocemos como Unión Europea. La CECA reunió a 6 países (Alemania, Bélgica, Francia, Italia, Luxemburgo y Países Bajos), hoy en el proceso de integración europea participan 27 países. Desde aquel hito histórico han pasado 83 años. El objetivo principal de la integración europea fue el mantenimiento de la paz y solucionar los conflictos por medios pacíficos.

La segunda efeméride es el 9 de mayo de 1950, cuando se efectuó la Declaración Schuman, desde entonces han pasado 74 años. De la declaración debemos de recordar dos pensamientos que hoy más que nunca deberían de tenerse presente. El primero que “la puesta en común de las producciones de carbón y de acero […] cambiará el destino de esas regiones, que durante tanto tiempo se han dedicado a la fabricación de armas, de las que ellas mismas han sido las primeras víctimas”; el segundo que “la paz mundial no puede salvaguardarse sin unos esfuerzos creadores equiparables a los peligros que la amenazan”.

La diplomacia europea que ha sido reconocida internacionalmente como un modelo a seguir por muchos países debe de ser defendido. Más aún si existen alto riesgo de que los conflictos se conviertan en guerras. Las próximas elecciones europeas tiene que ser un llamado a más Europa, a seguir profundizando el proceso de integración, darle más peso y voz a la UE en el mundo, y poner en marcha una autonomía estratégica, desarrollar una industria de defensa para disuadir a cualquier país que quiera invadir o quiera entrar en conflicto con la UE. Un poder blando, sólo puede ser ejercido si se tiene un poder duro. Pero el diálogo y el tender puentes siempre tiene que ser las propuestas para tener en cuenta, levantarse de una mesa de negociación y romper puentes es fácil, lo difícil y buscar intereses comunes que permitan establecer una agenda de trabajo, ya que sólo a través del diálogo y la cooperación de los países, es decir, mediante la diplomacia se podrá garantizar una paz perpetua.

*Mario Torres Jarrín
Dr. Mario Torres Jarrín es director del Instituto de Estudios Europeos y Derechos Humanos de la Universidad Pontificia de Salamanca (España).