Roberto Ruiz Díaz Labrano*
La suscripción del acuerdo entre la Unión Europea y el Mercosur luego de largas negociaciones, se realizó en oportunidad de 65ª. Cumbre del Mercosur celebrado en Montevideo – Uruguay los días 5 y 6 de diciembre del 2024 ámbito en el cual como corolario adicional a los temas propios del bloque, con presencia de Úrsula von der Leyen Presidenta de la Comisión Europea[1] y los Presidentes los presidentes Lacalle Pou (Uruguay, ejerciendo la Presidencia pro tempore del Mercosur), Javier Milei (Argentina), Lula da Silva (Brasil) y Santiago Peña (Paraguay) finalmente se firmó la Declaración Conjunta de los Estados Partes Signatarios del MERCOSUR – Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay – y la COMISIÓN EUROPEA concluidas las negociaciones realizadas durante más de dos décadas para el Acuerdo de Asociación.[2]
Es sin lugar a dudas un hecho auspicioso para las relaciones políticas y económicas, pero permanecen latentes numerosas interrogantes que pueden influir respecto al proceso de ratificación y la implementación del acuerdo de asociación, en uno y otro bloque persisten resistencias fundadas en la afectación económica que produciría a ciertos sectores de la producción o las eventuales sanciones que pudieran ser aplicadas por deforestación y otras prácticas y temor de un proteccionismo verde como ha sido calificado por el propio Lula da Silva.
Cuando las expectativas de avanzar en la suscripción del acuerdo parecían destinadas a fracasar o de ahondarse los cuestionamientos, diversas circunstancias políticas concurrieron para facilitar que por la influencia y decisión de la Presidenta de la Comisión Europea no se postergara más su suscripción, que habría representado un enorme fracaso en la política exterior de uno y otro bloque que por supuesto ningún representante o mandatario querría afrontar.
Es evidente que el panorama mundial y las perspectivas influyó sobre todo en la Unión Europea para superar la suscripción del acuerdo, el escenario ha cambiado y Europa no se podía permitir que ante la falta de acuerdo, se abrieran paso acuerdos con los Estados Unidos y China, con la pérdida de espacio comercial que representa, lo que por cierto, es un tema que queda en la agenda, por las políticas que pudiera aplicar Trump o los acuerdos que impulsa la China Continental. El amplio territorio y la variedad de recursos que poseen tanto Brasil como Argentina y la oportunidad de expansión comercial eran demasiado importantes para proseguir con las dudas y hasta retrocesos sobre el acuerdo.
Digamos pues que desde una visión propia de un bloque regional, que busca consolidarse sin perder potencialidad comercial, la Unión Europea ha dado un paso importante.[3] Es a no dudarlo un hito trascendente en las relaciones de ambos bloques, generando expectativas y preocupaciones entre los sectores a los que interesa fundamentalmente el acuerdo. Habrá que ver como se superan los obstáculos predecibles en el proceso de ratificación en la Unión Europea que volverá a depender de la habilidad política de la Comisión para lograrlo.
Por otra parte, la culminación de las negociaciones y firma del acuerdo se produce en un momento en que en el bloque del Mercosur se presentan acontecimientos muy especiales, como las posturas encontradas entre el Presidente Lula da Silva del Brasil y Javier Milei Presidente de la Argentina con relación al presente y al futuro del proceso, lo cual no constituye un dato menor, porque se trata de la representación de los dos Estados con mayor volumen comercial y poblacional de la región.
Existen marcadas diferencias ideológicas entre el Gobierno de Brasil y el de Argentina, Uruguay con la finalización del mandato de Lacalle Pou ha hecho un giro a la izquierda y Paraguay se mantiene en una posición de derecha, pero con fuertes lazos por razones diversas razones especialmente comerciales con Brasil.
El factor ideológico, que también se presenta en la Unión Europea, ha sido siempre el talón de Aquiles del proceso de integración del Mercosur, ha frustrado numerosas veces las posibilidades de profundizar la integración y adoptar medidas comunes de expansión comercial a punto tal que ha habido reclamos concretos sobre la paralización del proceso, como los manifestados por Lacalle Pou y ahora por Javier Milei, de que no debe constituir un esquema que cierre las puertas a acuerdos beneficiosos para los países que integran el Mercosur.
Las manifestaciones efectuadas por el Presidente Milei de que el proceso debe ser abordado abandonando las anteojeras ideológicas y que el proceso debe ser reformado para no convertirse en un escollo al desarrollo, es un llamado de atención para el bloque y que se suma a la posición uruguaya de pretende expandir acuerdos comerciales unilateralmente que también reclama el Presidente Argentino en relación a posibles acuerdos con los Estados Unidos con la Presidencia de Donald Trump, frente a esta posición el Presidente Lula da Silva responde lo fundamental de un Mercosur fuerte y unido e interconectado con América del Sur para afrontar la agenda global.
Son posiciones muy encontradas, el debate se encuentra abierto que es de esperar sirva para sacudir al Mercosur y a sus instituciones, de modo tal a analizar y viabilizar las perspectivas que el mundo globalizado exige. Tal vez la visión más clara de esta realidad es lo expresado por Von der Leyen que “Este acuerdo no es solo una oportunidad económica, es una necesidad política”, lo que se aplica para ambos bloques. Las relaciones internacionales están agitadas y los conflictos armados complican aún más el panorama mundial, pero debemos ser optimistas hacia el futuro.
[1] Presidenta de la Comisión Europea desde diciembre de 2019
[2] El acuerdo político se logró el 28 de junio de 2019, en Bruselas, pero la suscripción del acuerdo se demoró por las críticas recibidas en ambos bloques.
[3] Brasil y Argentina son miembros del G20 al igual que México por lo cual toda relación con estos Estados constituye un particular interés de las potencias económicas.
*Roberto Ruiz Díaz Labrano
Ex Presidente del Tribunal Permanente de Revisión del Mercosur. Catedrático de Derecho Internacional Privado y de Derecho de la Integración en la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional de Asunción. Miembro del Instituto Eurolatinoamericano de Estudios para la Integración (IELEPI).