Nelson Villarreal Durán*
La recuperación democrática de las últimas décadas del siglo XX en América Latina y la búsqueda de ampliar derechos, con la consiguiente reacción, en la segunda década del siglo XXI, mantiene formalmente consolidada la idea de no salirse políticamente de la democracia. Sin embargo, el no avance en la superación de inequidades y más aún en el retorno de la desigualdad y la tensión de polaridades ideológicas reclaman de abordar los cambios de paradigmas que se están produciendo.
Ante la reestructura del capitalismo global, de los sistemas de control social, de transformaciones tecnológicas que impactan en los “mundos de la vida” de gestión de la convivencia y de los sistemas políticos con una trasformación de paradigmas, se desafía al sistema democrático en varios planos, tanto en las garantías universales de derechos y en las formas de institucionalidades.
La situación de las Democracias, que entendemos desafiadas por virajes autoritarios o de desmonte social, dentro de procesos democráticos, las formas de utilizar las tecnologías y la comprensión de la diversidad para la igualdad y la libertad de personas, colectivos y pueblos, aparece desafiada en la virtuosidad de seguir ampliándose y consolidándose integralmente. En tal sentido nos interrogamos y planteamos la necesidad de realizar un ejercicio reflexivo y analítico para generar conciencia crítica de lo que estamos viviendo e impacta en las particularidades de América Latina. Visibilizar límites y posibilidades en perspectiva, retrospectiva y prospectiva que reclaman tanto la coyuntura como el futuro.
El modelo de las democracias actuales, en occidente, están en crisis y ante un callejón contradictorio ante las dificultades de cómo procesar, tanto la distribución de la economía como del poder efectivo de las personas, colectivos y sectores sociales. En última instancia está en juego como se reconocen la diversidad de voces, no solo en la opinión, sino en la redistribución concreta de recursos, reconocimiento, poder y legitimidad como “sujetos sociales” y de personas singulares en la convivencia que crea, o no, un relato sustentable de inclusión y universalidad en el conflicto democrático.
Algunas preguntas que emergen son ¿Cuál es el estado de las democracias hoy? ¿Cuáles son los desafíos para sostener el conflicto intrínseco que se generan en el momento actual?, tomando en cuenta el vínculo de dimensiones políticas, sociales, culturales, comunicacionales y económicas, los procesos de transformaciones tecnológicas, el impacto de la digitalización y la inteligencia artificial, como la interseccionalidad de equidades/inequidades.
¿El BIGDATA aumenta la desigualdad y amenaza la Democracia?, ¿termina manipulando y quitando autonomía a personas, pueblos y naciones? ¿Cómo se conectan, o no, los aspectos digitales, la inteligencia artificial, los sistemas políticos, las realidades sociales e interseccionalidades?, Se mantendrá el objetivo progresivo del acceso igualitario y equitativo en relación con las institucionalidades democráticas para entender “la libertad” o autonomía relativa de personas, sociedades y pueblos sin caer en nuevas formas de autoritarismo?
Por otro las democracias que conocemos están en un cruce de caminos, la polis y sus contradicciones de cómo se construye poder social republicano y garantista de derecho, como se resuelven las crisis. Si ante la demanda de diversidad (étnico/racial, género, sexual, cultural, religiosa, entre otras) se impone homogeneidad, se obtura la democracia como sistema constante de emancipación política.
No se puede generalizar, pero hay permanentes en América Latina de repúblicas y democracias limitadas y fragmentadas. Por lo que emerge la importancia del proceso social para la inclusión universal de la voluntad general. Las democracias deben incorporar capacidad reflexiva y de trastocar relaciones de poder, no solo en las ideas sino en la construcción social en la igualdad y la diferencia para que el habitante y la ciudadanía se apodere de los procesos de cambio en favor de todas las personas.
El puzle de la Democracia reclama de provocar el desafío de generar reflexión para no generalizar la exclusión o la manipulación ciudadana. La crisis de futuro que afecta a la humanidad se agudiza en las condiciones de la región y conlleva cierta prudencia en Uruguay. A los callejones sin salida que plantean el creciente belicismo, el narcotráfico y la violencia, la crisis ambiental y la ausencia de liderazgos que construyen paz con justicia y nuevas síntesis entre formas de igualdad y ejercicio de la liberad de personas, colectivos y pueblos, el dilema de como sobreviran las democracias para garantizar paz social, bienestar y libertades emerge como un desafío en la tercera década del siglo XXI.
La democracia es un patrimonio acumulado por la humanidad y al mismo tiempo es una construcción parcial, inevitablemente inacabada e imperfecta, pero perfectible. Como foco móvil reclama de involucramiento constante. Sus limitaciones reabren la apertura a los conflictos no resueltos y la posibilidad de la violencia, pero también la posibilidad de su profundización. Las democracias fallidas y republicas limitadas en América Latina se ven aún más impactadas en el momento actual, lo que reclama de un abordaje más estructural y complejo. Es necesario asumir particularidades culturales y étnico raciales.
Hasta hace muy poco tiempo el desafío era el desarrollar más y mejor democracia y esto significaba recorrer procesos deliberativos y participativos inclusivos y universalizables, que lograran representación equitativa para construir derechos de garantizar la igualdad en el acceso a las condiciones de la dignidad humana a todas las personas, a partir del procesamiento no violento y equitativos de los conflictos y las diferencias legítimas. Hoy algunas democracias como decimos aparecen en contradicción por formas directas e indirectas de autoritarismo, desigualdades, manipulación y excepcionalidad encubierta. A la vez las dimensiones políticas, sociales, económicas, culturales y tecnológicas se disocian en paradigmas unidimensionales que le quintan poder de control efectivo a los ciudadanos.Por tanto la democracia no debe ser solo representativa, participativa y deliberativa, sino que debe ser reflexiva. Debe construir ciudadanía crítica sino la manipulación y la despersonalización serán inevitables. Los límites de las democracias liberales en su ampliación reclaman de una mirada que vaya más allá de alternativas populistas dando cuenta de la democracia social, económica y cultural.
Uruguay una democracia plena en estado de vulnerabilidad
En el proceso de las democracias de occidente se instala el dilema entre la caducación de la democracia, porque se respetan las formalidades pero no su sentido conflictivo y critico que la hace avanzar, por otro la ampliación de la democracia que no promueven trastocar las relaciones de poder económico y social en Latinoamérica o cultural y migratorio en Europa y EEUU. El contexto global aparece como regresivo en la búsqueda virtuosa de la democracia y eso limita a Uruguay. El resultado de las elecciones en EEUU, el contexto regional contradictorio entre Argentina y Brasil, condicionaran sea cual sea el resultado de las elecciones en Uruguay.
A partir de diversos informes, podemos ver algunas llamadas de atención a tener en cuenta en la perspectiva de los desafíos a la democracia.
“El Plan de Acción nacional de gobierno abierto, ha señalado lo siguiente: “Si bien Uruguay aparece colocado en una muy buena posición en materia de indicadores de corrupción a nivel internacional, y particularmente como el país latinoamericano mejor ubicado en el índice de percepción de la corrupción elaborado por Transparencia Internacional, las autoridades y también la ciudadanía reconocen que sin desconocer las fortalezas existentes es necesario desarrollar un trabajo serio para detectar y superar las debilidades existentes, en el marco de un adecuado análisis de riesgo. El año 2017 Índice de Percepción de la Corrupción 2023.ha marcado el inicio de una profundización en esa materia que ha evidenciado la ausencia de canales seguros que permitan a los ciudadanos comunicar a las autoridades las situaciones irregulares de las que tenga conocimiento.” [1]
“En un país que tiene una de las Democracias plenas del mundo y la región, sin embargo, sus opacidades la sitúan en el mediano plazo en vulnerabilidades donde uno de los aspectos es la financiación de los partidos políticos”.[2]
“Los procesos de visualización de la diversidad de dimensiones, cortes transversales e interseccionalidades que ha adquirido la Democracia en la perspectiva de efectivización de Derechos llevan a visualizar que no bastan solo las formalidades respecto a la igualdad de oportunidades y reconocimiento. El debate sobre la jerarquía de recursos en el Presupuesto Nacional es la disputa fundamental. El cambio cultural que nos encontramos viviendo muestra otros niveles de inequidades en el acceso a la representación política, más allá que no existan restricciones formales.”
“Por fuera de los motivos políticos, asoma como una limitante para el ejercicio de la democracia y del Estado de Derecho, la situación de violencia en la que se encuentran las personas privadas de libertad.”[3]
“En la última década, según estudios internacionales y locales, es una constante el crecimiento de la inseguridad ciudadana que se agudiza con los datos de la incidencia del narcotráfico en los territorios más precarizados, como en la dinámica del flujo a través de las fronteras porosas que tiene el país. Los homicidios entre varones jóvenes de sectores popular adquieren formas muy crueles que trastocan la convivencia de esos barrios como de la percepción ciudadana relativa a la creciente violencia.”[4]
“Asimismo, la violencia de género como la auto violencia del suicidio adquieren una constante que en proporción con la población es muy alta. Informes regionales apuntan a que Uruguay no cumple totalmente con las normas mínimas para la eliminación de la trata de personas.”[5]
“Las condiciones formales y la legislación garantista se ven afectadas por la distancia de recursos en el acceso a la justicia de los sectores sociales más vulnerados tanto en su condición económica como en las diversidades étnico-raciales, sexuales, discapacidad y lejanía territorial”
Es fundamental ver como Uruguay abordará en qué nivel ha permeada el narcotráfico los niveles de la política, cómo trastocará la creciente desigualdad en infancias y adolescencias y las opacidades institucionales que enlentecen la virtuosidad que la diferencia de otras democracias, pero que han hecho retroceder en algunos temas al país.
Aunque desafiada la virtuosidad, equidad e inclusividad de la democracia uruguaya, comparativamente tiene margen institucional y de sistema social y político para hacer de las contradicciones una posibilidad de ampliación de democracia ante un contexto global de caducación y pesimismo de futuro.
[2] Proyecto de financiamiento de los partidos políticos. Aprobado en Diputados. Noticia La Diaria Noticia El país España titula sobre el tema “La financiación de los partidos políticos, el lado oscuro de la democracia uruguaya” ¿Quién maneja la caja? Financiamiento político y estructuras partidarias en Uruguay. Artículo de Acuña, Piñeiro, Rossel. 2018.
[3] Uruguay. Informe para el comité contra la tortura. Amnistía
[4] Proyecto de financiamiento de los partidos políticos. Aprobado en Diputados. Noticia La Diaria Noticia El país España titula sobre el tema “La financiación de los partidos políticos, el lado oscuro de la democracia uruguaya” ¿Quién maneja la caja? Financiamiento político y estructuras partidarias en Uruguay. Artículo de Acuña, Piñeiro, Rossel. 2018.
[5] Algunos datos para tomar en cuenta del Observatorio de Violencia y criminalidad Ministerio del Interior: Cantidad de homicidios denunciados
*Nelson Villarreal Durán
Filósofo y cientista político. Docente e investigador Instituto Historia de las Ideas Facultad Derecho Universidad de la República, Uruguay. Coordinador del proyecto “Democracias Desafiadas en el siglo XXI” Integrante de la RIED – Red Iberoamericana de Estudios del Desarrollo